Cuando de adolescente María Caren Paz se acercó tímidamente a un centro de residentes brasileños en el barrio porteño de Flores y vio bailar samba por primera vez, nunca se imaginó que ella terminaría haciéndolo en pleno Sambódromo de Río de Janeiro como musa de una de las escolas más tradicionales de Brasil, Mangueira. Y mañana, la joven argentina hará historia cuando avance por la legendaria pasarela como la primera musa extranjera del Carnaval carioca.
"Tenía 12 años cuando me enamoré del samba y éste es un sueño hecho realidad. Siento que llegué al punto más alto que una pasista podía soñar y muy pocas chicas de la propia comunidad lo logran", contó Paz, de 31 años, mientras se hacía pintar las uñas en un salón de belleza de Copacabana.
De 1,57 metros de altura y ojos verdes -que hacen juego con los colores de Mangueira-, Paz conquistó por su pasión y entrega. Llegó cuatro años atrás a la escola fundada en 1928 y dijo que quería integrar su ala de pasistas. Ya había ocupado ese puesto en las escolas União da Ilha, Salgueiro (tres veces) y en Imperio Serrano, y creía que estaba lista para el desafío de integrar las filas de la escola que ha sido 17 veces coronada campeona del Carnaval en el Sambódromo Marqués de Sapucaí.
"Me vieron que me destacaba por la energía que aporté y todo el esfuerzo que hice, y decidieron sacarme del ala de pasistas para ponerme como musa. Es un gran honor, sobre todo teniendo en cuenta que soy extranjera, y mucho más argentina, con la rivalidad que existe en el fútbol", señaló.
La ayudó también su gran habilidad con la pandereta, que hace girar sobre sus manos mientras desfila sambando. No por nada la conocen como "a argentina do pandeiro". Nacida y criada en Quilmes, Paz se obsesionó con el samba desde muy chiquita y ya a los 15 años viajaba a Gualeguaychú para participar de la mayor fiesta de Carnaval en la Argentina. Mientras tanto, tomaba clases apoyada siempre por su mamá, ya fallecida. Cuando tenía 18 años, ya hacía shows en Buenos Aires, y en el año 2002 desfiló por primera vez en Gualeguaychú, donde salió tres veces reina de batería.
Trabajaba como recepcionista de un boliche en Quilmes y así ahorró dinero para empezar a viajar a Río de Janeiro y conocer desde adentro el Carnaval carioca. Sus primeros intentos de ser pasista fueron recibidos con risas.
"La gente de las escolas es muy tradicional, son personas de comunidades en los morros, principalmente negros. Y para ellos, los gringos, los extranjeros, no tenemos tanto ritmo. Creen que una mujer blanca o una rubia no puede sambar tan bien como una mulata", explicó Paz, quien por estos días previos al desfile aprovecha para tomar todo el sol que puede para mostrarse lo más morena posible.
A pocas horas de lanzarse a la pasarela del Sambódromo, lleva un ritmo de entrenamiento agotador. Tiene ensayos dos veces por semana, con cinco horas de baile por día, y sale a correr por la playa de Copacabana tres veces por semana. Todo eso mezclado con una estricta dieta de frutas y verduras.
"Hay que tener mucha energía para poder resistir el calor y la emoción del desfile, y estar bailando ahí frente a miles de personas con tacos superaltos por los 700 metros de la pasarela. Tenés que mantener la postura, la firmeza y mostrarte siempre alegre, con una sonrisa pintada en la cara", resaltó.
Otra de sus preocupaciones es estar vestida a la altura del cargo que le dieron. Los elaborados trajes, con plumas de faisán y piedras, son costosísimos. Como ella no tiene el dinero como para hacerse uno -que costaría unos 15.000 dólares-, recurrió a un amigo argentino, el vestuarista
Galho Martins, quien dejó sus compromisos en teatros para ayudarla a ultimar los detalles del sensual traje.
Cuando todo termine, Paz volverá a la Argentina, donde toca en la banda de samba Só um Pouquinho, y donde tiene un ofrecimiento para dirigir una comparsa. "En la Argentina, el Carnaval ha crecido mucho. El haber reimplantado el feriado de Carnaval ha sido todo un acierto. Es una gran fiesta para toda la familia", reflexionó mientras se secaba las uñas brillosas al aire, sacudiendo las manos con mucho ritmo.
IDENTIKIT DE "LA ELEGIDA"
María Caren Paz tiene 31 años y es oriunda de Quilmes, pero fue en Flores donde conoció y se deslumbró con la cultura carioca. Menuda, de 1,57 metros de altura, tiene unos profundos ojos verdes que encandilaron a quienes decidieron darle la oportunidad de ser musa de la escola Mangueira. Sólo reconoce una cirugía de implantes mamarios, el resto es todo "natural". Pero más allá de su belleza, Paz está convenciada de que su energía y pasión por el samba, más aún siendo extranjera, fueron claves para sellar la elección. También contribuyó, por supuesto, su habilidad con la pandereta, instrumento que toca con gran ritmo y mucha precisión.
*Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1553508-una-argentina-sera-musa-en-el-sambodromo-de-rio
*Fotos: bajadas desde internet
*Compaginacion y reedicion en el sitio: Fernando Martins
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